Las joyas son un complemento que a la gran mayoría de mujeres nos encanta. Sin embargo, no todas tienen el mismo valor ni se pueden llevar en las mismas ocasiones. Claro que las de bisutería son muy lindas, pero ninguna se compara con las de metales preciosos. Entre estos, el oro ocupa el primer lugar.
Asociado al glamur, la pureza y la valentía, el oro nos ofrece un sinfín de posibilidades para realzar nuestra apariencia, siempre y cuando sepamos elegir y llevar las joyas hechas con el fino metal.
Para empezar, hay que saber cuál es la cantidad de kilates de la alhaja. Estos nos indican la proporción de oro y la de otros metales en la joya, hecho que también se refleja en su precio (siempre hay que dudar de las llamadas «gangas» antes de que nos vendan gato por liebre).
Así, lo más costoso serán las joyas de oro de 24 kilates, en la que no hay ningún tipo de aleación. No obstante, lo más usado en la joyería son las joyas de oro de 18 ktes., que contienen un 75% de oro y también reciben el nombre de Oro de Primera Ley (el de Segunda Ley es el de 14 kilates).
En adición, debemos tener en cuenta el tipo de joyas de oro de acuerdo a las tonalidades que se forman como resultado de las aleaciones con otros metales. Las joyas más apreciadas en este rubro son las de oro amarillo (75% de oro, un 12,5% de plata y un 12,5% de cobre) y las de oro blanco (75% de oro, y aprox. un 12% de paladio y un 13% de plata), que generalmente se aprecian en sortijas de compromiso y aros de matrimonio.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, es preciso que al momento de comprar nuestra alhaja revisemos que contenga una marca de garantía del lugar donde fue elaborada. Y si es muy pequeña como para tenerla, entonces debemos solicitar que la contrasten con una chapa o placa adicional para descartar que sea de fantasía.
Claro que no solo se trata de escoger joyas de oro porque sean las más caras, sino de inclinarnos por las que más se ajusten a nuestro estilo, según la ropa con que las vayamos a combinar y las ocasiones en que las luzcamos.
Por si nos resulta muy complicado elegir, los estilistas recomiendan tener un juego base, por ejemplo, una cadena y una pulsera, a fin de irle añadiendo otras joyas de oro que varíen entre clásicas y modernas para adaptarse más fácilmente a cualquier situación. Por cierto, el metal se realza mejor sobre la ropa de color oscuro (negro, chocolate y granate son tonalidades idóneas).
Como consejo adicional cabe resaltar que las joyas repujadas o con muchos detalles lucen mejor al mostrarse directamente sobre la piel o sobre un fondo de tela oscura y muy lisa. Por supuesto, si tenemos el cuello largo nos quedarán mejor las gargantillas ajustadas, mientras que si es corto, las cadenas largas (no anchas) serán más recomendables. Elijamos con mucho criterio y buen gusto.
Fuentes: Hablemos de oro, Jugones.
Imágenes: Mis Anillos,
